Despertar cada día, cada momento , cada respiro, inhalar la vida, el aire, llenando los pulmones y llenando cada célula en mi cuerpo con una sola respiración.
Alivio, memoria, recordar la brisa de la mañana, recordar de nuevo mi renacer, en silencio, exhalar la sabiduría, el amor, la compasión, soplando en gratitud con humildad a los guardianes de la tierra.
Susurrar la palabra sagrada , columpiando en el aliento eterno de nuestra madre, acariciando los oídos de la inocencia, llamando al niño dorado abriendo sus ojos.
Abrir la puerta de las estrellas, invitar a su brillo sagrado que ilumina la creación para que el niño dorado ve la belleza de su madre.
Despertar cada día es abrir los ojos ante la verdad interno, sentir la cascada diamante purificando la mentira y bañarse en las gotas cristalinas que salen del seno de la madre.
Que dulzura alimenta mi corazón probando el elixir de la vida eterna, nutriendo el alma.
Despertar cada día y recordar que somos el hijo dorado de nuestros padres, y que sonríe ante la verdad porque la inocencia de su mirada es el puro amor del corazón dorado.
Urpillay Sunqullay, Wilka Sunquqñan, Sacred path of the Heart.
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